Esta bruja rockerita fue el resultado de un disfraz improvisado para una fiesta hace unos ayeres, recordando lo feliz que era al ser una brujita aprendiz recorriendo las calles en su escoba buscando los mejores dulces en cada puerta.

Desde que tiene memoria, le encanta todo lo relacionado al mundo mágico, siempre está lista para partir al colegio más famoso de magia y hechicería.

Ahora que ha crecido y se ha forjado en la vida como una bruja adulta, bueno, adulta chiquita, ha encontrado más gustos por actividades fuera de la hechicería: los conciertos, que si bien no son magia parece que lo fueran al crear una atmósfera en donde no existe nada más que el momento que se está viviendo lleno de música, ruido y alguno que otro canto que podría invocar al monstruo más temible e incluso revivir a los muertos y sacarlos de su tumba para bailar.

Poco sabía esta brujita, que justo esa noche que decidió comprar ese sombrerito de $5 pesos y armar el ofni con su mejor vestido negro, su chamarra rockera y botas a juego, iba a tener la oportunidad de conocer un poco más a una persona muy especial, un rockero metalero de buena vibra con el cual, más adelante escribirían otra historia, pero esa noche sin ninguno de los dos saberlo, compartieron su primer baile de muchos más que vendrían en el futuro.

Oh, y casi lo olvido, lo aterrador de esta historia es…la vida adulta de esta brujita en la tierra de los mortales descifrando briefs que a veces son peores a cualquier encantamiento mal hecho que te pudiera convertir en sapo.

Por Jess Ortiz